www.latercera.cl 01-10-2005

Gobierno argentino cree que las fábricas contaminarán el río Uruguay que comparten ambos países
Plantas de celulosa abren fuerte disputa entre Argentina y Uruguay
El Presidente transandino, Néstor Kirchner, envió recientemente una carta al presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, para que no financiara la iniciativa uruguaya, desatando la molestia de Montevideo.

Fuertes roces se han producido entre los gobiernos de Argentina y Uruguay por la construcción de dos plantas de celulosa en este último país, sobre la ribera oriental del río Uruguay. Este río es compartido por ambos estados, con lo cual tanto los vecinos de la localidad transandina de Gualeguaychú, ubicada sobre el río, como el gobierno provincial argentino de Entre Ríos y la Casa Rosada, afirman que ambas fábricas, Botnia, de origen finlandés, y Ence, de capitales españoles, afectarán al medio ambiente, lo que perjudicará a la zona, que depende en gran medida del turismo y la agricultura. El martes pasado, miles de habitantes de Entre Ríos marcharon para manifestar su descontento con la iniciativa. En la ocasión, el alcalde de Gualeguaychú, Daniel Irigoyen, afirmó que "nosotros acá tenemos cultivos de exportación, y en los países a donde exportamos ya nos han dicho que no van a recibir nuestros productos si se instala una de las plantas". Agregó, además, que Botnia y Ence utilizarían tecnología que el Mercado Común Europeo prohibirá a partir de 2007.

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Las empresas niegan las acusaciones de Irigoyen y afirman que usarán la mejor tecnología disponible, además de asegurar que crearán 4 mil puestos de trabajo en Uruguay e inversiones por unos US$1.800 millones. Sin embargo, el gobierno argentino ha mantenido su oposición al proyecto, generando problemas diplomáticos con Uruguay. Las relaciones entraron en una fase delicada luego de que se diera a conocer que el Presidente Néstor Kirchner envió una carta al presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, pidiéndole que no contribuyera con parte del financiamiento de las plantas. Frente a ello, el gobierno uruguayo de Tabaré Vázquez se declaró molesto, afirmando el jueves que lo hecho por Kirchner es un "gesto inamistoso" y una "conducta lamentable". El ministro de economía uruguayo, Danilo Astori, agregó además, que "resulta preocupante que algunas autoridades de la administración Kirchner se dejen llevar por pasiones electorales para agredir seriamente los intereses de un país que se supone que para Argentina es un país hermano".

El analista político transandino, Rosendo Fraga afirma que esta es una situación de muy difícil solución, ya que "la relación es tensa, pues Argentina ha asumido una posición fuerte. En la provincia de Entre Ríos la preocupación es grande y Kirchner, siempre atento a su popularidad, prefiere encabezar el reclamo antes que moderarlo. Para Uruguay es un proyecto vital, dado su monto y envergadura, razón por la cual no puede ceder".

La construcción de las fábricas ya había sido tema de discusión en la reunión que tuvieron Kirchner y el Presidente Vázquez en mayo pasado en Buenos Aires. En la ocasión, el mandatario argentino solicitó que se paralizara la edificación de las plantas y que técnicos estudiaran los posibles efectos que tendría el proyecto para el medio ambiente. Vázquez, sin embargo, dijo que había recibido del anterior gobierno uruguayo un hecho consumado y que no podía detener la construcción de las fábricas, aunque sí accedió a que se llevara a cabo una investigación. Por lo demás, él recientemente afirmó ante empresarios en Washington que "defenderá a capa y espada" esas inversiones. Tanto Botnia como Ence presentaron análisis a las anteriores autoridades uruguayas. Técnicos de la administración anterior, que cesó en marzo pasado, aprobaron los estudios, aunque con observaciones.

El gobierno argentino anteriormente también había reclamado a la Corporación Financiera Internacional (CFI) que no contribuyera al financiamiento del proyecto. Sin embargo, esta última decidió participar de igual forma junto con bancos europeos, aportando el 40% de la inversión.

Fraga considera que la salida a esta crisis está en Argentina. Así, afirma que ese país "debe asumir una actitud moderada ante Uruguay, tanto por la historia común, por la pertenencia al Mercosur y porque además son dos países con múltiples vínculos. En consecuencia, las actitudes deben ser prudentes, tratando de no exacerbar a la opinión pública de ambos países, porque ello después quita margen político a los gobiernos para encontrar soluciones y flexibilizar posturas".

Ence y Botnia no son las únicas empresas interesadas en instalarse en un país del Mercosur. La celulosa sueco-finlandesa Sotra Enso ha dicho que planea invertir unos US$ 3.700 millones para instalar tres plantas en Brasil y Uruguay.

Los grupos ambientalistas afirman que las plantas europeas eligen a América Latina para instalarse porque los controles suelen ser menos estrictos que en otros lados. Sin embargo, Ence dice que su elección se debió a la "estabilidad política, social y económica de Uruguay, su política forestal y la disponibilidad de recursos humanos de calidad".