8 de junio de 2011

Preocupación sobre transgénicos en Bolivia: Alianza Biodiversidad en América Latina

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Honorable Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia

Don Evo Morales Ayma


Nos dirigimos a Ud. con honda preocupación por la posible apertura de su país a los cultivos transgénicos y por tanto, a la gravísima dependencia de las transnacionales que los controlan.

Los movimientos sociales en su país han alertado de la próxima consideración en la Asamblea Legislativa de la llamada “Ley de Revolución Productiva Comunitaria Agropecuaria”. Hemos visto con alarma las recientes declaraciones del Ministro de Autonomías, Carlos Romero Bonifaz, a favor dedicha apertura y el entusiasmo que los sectores agroindustriales ligados a intereses transnacionales manifiestan abiertamente por estos hechos.

No entendemos esta medida, que aparece como algoprofundamente contradictorio, ya que Ud. mismo ha manifestado repetidas veces su crítica a estos cultivos y ese es el espíritu de la nueva constitución. En una coyuntura mundial, en su país y todos nuestros países, donde las transnacionales avanzan para apoderarse de todas las fuentes de la soberanía alimentaria, esta sería una medida suicida para el Estado Plurinacional de Bolivia, y un golpe para todos y todas los que creemos que es posible transitar un camino nuevo y justo con la gente y la Madre Tierra.

Los organismos transgénicos tienen fuertes impactos a la salud y al medioambiente, pero sobre todo, son la forma que han encontrado las multinacionales de los agronegocios para impedir los derechos de los campesinos e indígenas a sus semillas y apropiarse de las bases del sustento de todos.

Al contrario de la propaganda de las multinacionales, los transgénicos producen menos que los cultivos híbridos convencionales por unidad de área, y también menos alimento que los sistemas campesinos biodiversos. Este dato de menores rendimientos ha sido demostrado por la Union of Concerned Scientists (Unión de Científicos Preocupados) de Estados Unidos, basados en el análisis de las cifras estadísticas oficiales de 13 años de comercialización y 20 de experimentación, de soya y maíz transgénico en Estados Unidos (1). Ese país fue y sigue siendo el principal productor mundial de transgénicos, por lo que son cifras más reveladoras que cualquier otro estudio que presenten las empresas.

La única razón por la que los agricultores estadounidenses siguen plantando transgénicos, es que ya no tienen otra opción, porque las mismas seis transnacionales que controlan los transgénicos son también las que venden las semillas convencionales y ya no ponen otras en los mercados. Esto podría suceder en Bolivia.

Sobre los impactos a la salud, la Asociación Americana de Medicina Ambiental, luego de haber revisado numerosos estudioscientíficos, emitió en 2009 una posición llamando “por la salud y la seguridad de los consumidores” a establecer urgentemente una “moratoria a los alimentos genéticamente modificados y la implementación inmediata de pruebas independientes y de largo plazo sobre su seguridad”.

Entre los efectos negativos en que dicha asociación médica basa su posición pública, comprobados a partir de decenas de estudios en animales, mencionan “riesgos serios”, como infertilidad, desregulación inmune, envejecimiento acelerado, desregulación de genes asociados con síntesis de colesterol y regulación de insulina, cambios en el hígado, riñones, bazo y sistema gastrointestinal. Citan entre otros, un estudio del 2008 con ratones alimentados con maíz transgénico Bt de Monsanto, que vincula el consumo de maíz transgénico con infertilidad y disminución de peso en animales, además de mostrar la alteración de expresión de 400 genes. (2)

Usted, como primer Presidente indígena del Estado Plurinacional de Bolivia, y las potencialidades que su gobierno abrió, han sido una esperanza para las organizaciones de la sociedad civil y los movimientos sociales de la región y del mundo, para promover una gestión distinta de las que nos somete el poder de las transnacionales y el capital. Sin embargo, los transgénicos son una garantía de que esos poderes avanzarán en Bolivia, en contra de las economías campesinas, de la salud de toda la población y del Vivir Bien, al que ustedes nos han convocado.

Bolivia aprobó en enero del 2009 la nueva Constitución Política del Estado Plurinacional que en su Artículo 255 determina que las relaciones internacionales y la negociación, suscripción y ratificación de tratados internacionales se regirán por el principio de "prohibición de importación, producción y comercialización de organismos genéticamente modificados y elementos tóxicos que dañen la salud y el medio ambiente", velando por la seguridad y soberanía alimentaria de toda la población.

Sabemos que el Art. 409 de la Constituciónseñala que la producción, importación y comercialización de transgénicos será regulada por ley. Entendimos por sus declaraciones que esto se aplicaría a la soya transgénica aprobada el 2005, antes de que usted asuma como Presidente y que usted manifestó el compromiso con las organizaciones sociales, de revertir esta injusta situación, recuperando el verdadero espíritu de la Asamblea Constituyente, que fue el rechazo a los transgénicos.

Bolivia es un ejemplo mundial de biodiversidad agrícola y cultural y es centro de origen y diversidad de muchos cultivos que han sido –y siguen siendo– sustento de las civilizaciones, culturas y pueblos sudamericanos y del mundo, legando a la alimentación de la humanidad entre muchos otros, la papa, quinua, frejol, ajíes, pimientos, maníes y una gran diversidad de maíces y raíces. Son riquezas que hasta el día de hoy son manejadas por las campesinas y campesinos bolivianos, que continúan aportando a la soberanía alimentaria de su pueblo y del mundo. Los transgénicos atentan contra esta riqueza que es esencial para enfrentar la crisis alimentaria y climática del planeta.

Nos alarma y sorprende que este proyecto de ley denominado “Revolución Productiva Comunitaria Agropecuaria” abra entonces las puertas del país a los transgénicos, pese a que entendemos que ha sido cuestionado por muchas de sus propias organizaciones sociales, de campesinos e indígenas. Esta apertura conllevará seguramente la contaminación transgénica de las variedades campesinas de maíz, del que Bolivia es centro de diversidad y es uno de los principales alimentos campesinos e indígenas.

También es enormemente preocupante la posibilidad de que éste sea el marco para introducir otros transgénicos, como caña de azúcar, que acelere la plantación industrial de agrocombustibles en la Amazonía andina, con graves consecuencias sociales y ambientales. En ambos casos, se trata de serias amenazas a la soberanía alimentaria.

Entendemos que su país y su pueblo tienen muchas necesidades, y seguramente una de ellas es disponer de más alimentos y fibras. Sabemos también que las organizaciones de campesinos e indígenas de su paístienen muchas propuestas y opciones sin transgénicos, que si son atendidas y apoyadas, generarán mucho mejores, más sanos y más justos resultados, afirmando un ejemplo para el mundo, como un camino propio de bienestar, que respeta a los pueblos, a la Madre Tierra, y que no depende de las transnacionales.

Confiamos en que su gobierno reflexione y corrija estos errores, por la soberanía alimentaria y el cuidado y la defensa de la Madre Tierra.

Quedamos a su disposición por cualquier información adicional que requiera.

Alianza por la Biodiversidad en América Latina

Acción por la Biodiversidad, Argentina

Acción Ecológica, Ecuador

Centro Ecológico, Brasil

Grain, internacional

Grupo ETC, internacional

Grupo Semillas, Colombia

Red de coordinación en Biodiversidad, Costa Rica

REDES-AT, Uruguay

Sobrevivencia Amigos de la Tierra, Paraguay