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ALIMENTACION PARA TODOS

CAMPESINOS Y PEQUEÑOS AGRICULTORES, PRIMEROS EN LA INVESTIGACION

Dresden, Alemania, mayo 22. Muchas de las aprensiones que tenían las organizaciones de agricultores y ONGs al inicio del Foro Global de Investigación Agropecuaria (GFAR 2000) se han ido despejando en este segundo día de sesiones. El presidente del Grupo Consultor de la Investigación Agrícola Internacional (CGIAR) y vicepresidente del Banco Mundial, Ismail Seralgedin, manifestó hoy que la estrategia a seguir en el nuevo siglo debería ubicarse en un punto intermedio entre lo que llamó "agricultura de altos insumos", que es la que se aplica actualmente con un alto nivel de insumos químicos y energéticos, y la agricultura orgánica. Dijo que lo que hoy se necesita es "una agricultura de precisión" para lo cual hay que desarrollar una "revolución doblemente verde", aludiendo a la transformaciones implementadas en el agro en los anos 70 que, según dijo, "resolvió varios problemas pero también causó otros como la contaminación medioambiental". En su discurso enfatizó que la investigación agrícola deberá centrarse en la biotecnología, pero también tendrá que preocuparse de los eventuales riesgos asociados a esta nueva tecnología para la salud humana y ambiental, así como los problemas éticos, de concentración económica y el proceso de patentización (derechos de propiedad intelectual) que esta abarcando peligrosamente cada una de las etapas involucradas en la generación de alimentos transgénicos.

Dirigentes de las ONGs y de agrupaciones campesinas que se encuentran en Dresden valoraron el espíritu amplio de este encuentro que por primera vez incluye a representantes de estos sectores en un Foro Global, aunque sólo con 35 delegados de un total de alrededor de 400. Sin embargo, aunque reconocieron que este foro esta demostrando que es un espacio de debate donde se pueden expresar consensos y diferencias, no hay lugar para discutir las necesarias reformas que habría que hacer a la orientación de la investigación internacional. Por lo mismo, ratificaron que este tema es un asunto pendiente que seguirán poniendo sobre la mesa en los espacios nacionales, regionales y en futuras instancias a nivel mundial. Ese fue el contenido central de una conferencia de prensa que dieron esta mañana Rafael Alegria y Lu Roque, dirigentes de Vía Campesina en México y Filipinas, respectivamente; Wolfgang Mayer, representante de las ONG alemanas, y Pat Mooney, director de RAFI y miembro del comité internacional que organizó el Seminario Internacional de ONGs y Organizaciones Campesinas y Pequeños Agricultores que se realizó en Dresden los días inmediatamente anteriores al GFAR 2000 (19 y 20), junto a otras actividades de acompañamiento de este encuentro internacional.

Luego de esa reunión que congregó en Dresden a cerca de 120 delegados de organizaciones de agricultores y ONGs de Africa, Asia, América Latina, Estados Unidos y Canadá, se dió a conocer la siguiente declaración pública.

COMUNICADO

Las ONGs y organizaciones de pequeños productores de 35 países están participando en el Foro Global sobre Investigación Agropecuaria que se esta llevando a cabo desde el 21 de mayo en Dresden, Alemania. El Foro, como primer evento a nivel internacional desde cinco décadas, reúne a todos los "stakeholders" del desarrollo agrícola y ofrece la oportunidad para una discusión amplia. Por ejemplo, sobre el potencial y los riesgos de la tecnología de la ingeniería genética para la seguridad alimentaria.

Las ONGs y organizaciones de pequeños productores desean recomendar a las instituciones de investigación agropecuaria que mantengan una posición firme en contra de estas nuevas tecnologías genéticas, que entre otras cosas impedirá a los productores volver a utilizar semillas resultantes de su cosecha. El "terminator" y otras tecnologías de esterilidad de semillas ponen en peligro la sobrevivencia de pequeños agricultores y sus familias.

Las ONGs y organizaciones de pequeños productores creen que las patentes no presentan un incentivo positivo para la investigación agropecuaria, sino que mas bien impiden el intercambio de conocimientos y de semillas mejoradas.

De hecho, los derechos de propiedad intelectual -adquiridos por las transnacionales- esta llevando al absurdo que los agricultores tengan que pagar derechos por sembrar la propia semilla que han guardado de una cosecha a otra. Esta es una situación insoportable para casi un billón de familias de pequeños productores, sin precedente en la historia agrícola ni en los tiempos mas duros del colonialismo. Las patentes significaran, además, un golpe adicional para la biodiversidad agrícola.

Por otra parte, las patentes dejan abierta la posibilidad para el desarrollo de la "biopirateria", que consiste en el robo de genoplasmas de semillas que poseen los campesinos por parte de compañias internacionales. Generalmente estas compañias son del Norte y el material genético, del Sur. En este mundo de libre comercio, los productores del Sur no reciben ninguna compensación.

Para peor, a las instituciones de investigación agropecuaria se les recomienda dejar de patentar sus productos en "defensa" de las compañias privadas. Tampoco pueden usar fondos destinados a la investigación publica para solicitar y pagar patentes -que tienen alto costo-, y menos para costear a abogados que defiendan abusos en la apropiación de patentes.

Las ONGs y organizaciones de pequeños productores sostienen que las plantas modificadas genéticamente no contribuyen a la seguridad alimentaria. Al contrario, la ponen en peligro. La causa de fondo del hambre no es la falta de tecnología, sino la inequidad e injusticia social, económica y política, que impide a los pobres tener acceso a la abundancia que rodea fundamentalmente al Primer Mundo.

La investigación agropecuaria se debe basar en el conocimiento y capacidad creativa de las comunidades de productores. Esto no es un concepto romántico, sino una realidad científicamente documentada. Renunciar a la tecnología genética es un lujo para los ricos. Para los pobres, renunciar a la tecnología genética significa mas fondos para una investigación mas útil. También hay que tomar en cuenta los riesgos desconocidos de la ingeniería genética que deben correr los productores, porque el Protocolo de Bioseguridad no reconoce ninguna responsabilidad de las compañias. Por las misma razones, las enfermedades causadas por la deficiencia de micronutrientes, como la ceguera provocada por la falta de vitamina A, no se va a reducir por medio del arroz enriquecido con vitamina A por medio de una modificación genética. Organizaciones dependientes de la ONU no consideran el enriquecimiento de alimentos como una estrategia alimentaria adecuada.

La opción es impulsar diversos sistema agrícolas tradicionales para obtener no solamente productos básicos, sino también otros ricos en vitaminas y nutrientes. Los errores de la revolución verde, con un énfasis unilateral sobre algunos cultivos básicos, no deben repetirse con la ingeniería genética.

Por eso, las ONGs y organizaciones de pequeños productores demandan que las prioridades de la investigación agropecuaria no esten, como sugieren los organizadores del Foro Global, en la tecnología genética, los cultivos de exportación, como bananas o café, y en tecnología comunicacional. Por el contrario, recomendamos aumentar los fondos para la agroecologia y el manejo ecológico de los recursos, como también para estudiar el impacto de la liberalización del comercio a nivel local y familiar, con el fin de llegar a establecer datos duros que ayuden a presionar por el cambio de políticas.

Por ultimo, sugerimos que se desarrollen foros regionales y nacionales sobre desarrollo agrícola para ampliar la participación de "stakeholders" y mejorar el impacto y eficiencia de la investigación agropecuaria.

Mas informaciones sobre este evento en Actividades ONG de acompañamiento
al GFAR 2000
Foro Medio Ambiente y Desarrollo

E-mail Susana Gura: s.gura@wunsch.com