OLCA en la Prensa: La Nación, Santiago de Chile - 2 de abril de 2006
La nueva directora de la Comisión Nacional de Medio Ambiente
Mensajera verde

Madre adolescente, dirigente estudiantil y militante socialista, Ana Lya Uriarte arribó a la Conama para fortalecer una institución venida a menos. Fue recibida con satisfacción en el mundo ecologista y aprensión en el empresarial. Lo cierto es que tendrá que lidiar con gigantes como Celco, Pascua Lama y Endesa.

La Nación
Por Carla Alonso y José Miguel Jaque


Sonia Rivas (68) recuerda como si fuera ayer aquellas largas conversaciones que entablaba con la estudiante Ana Lya Uriarte Rodríguez (42). Los lugares de encuentro entre ambas eran el patio y la biblioteca del liceo de niñas Paula Jaraquemada, de Recoleta. La chica, que era algo seria pero no grave, cursaba cuarto año medio y Sonia era su profesora de “Historia de América”, un ramo electivo.

Ana Lya era hija única y estudiaba en ese liceo desde octavo básico. Un año en su aula, explica la profesora, bastó para recordarla por el resto de su vida. Era una niña muy madura.“Lideraba un grupo de alumnas interesadas en saber y crecer intelectualmente”. Ana Lya exhibía un carácter fuerte. Era positivamente empeñosa. Todo lo que se proponía lo sacaba adelante.

CORAJE DE MUJER

“Era un liderazgo de intereses claros. Investigaba, siempre traía las cosas que se le pedían”, cuenta Sonia. Cuando finalizaba la jornada escolar, Ana Lya corría a su casa. Ahí la esperaba el “Jose”, el hijo que tuvo aún adolescente. “A ella le provocaba risa el hecho de que convivieran tres generaciones de mujeres bajo un mismo techo”. El padre fue una figura ausente en la vida de la joven.

Ana Lya siempre dijo que quería ser abogada. “Recuerdo que una vez sacó un libro de la biblioteca sobre derecho administrativo. Yo le dije: ‘¡Ana Lya, si lees eso tan fome no te va a gustar esa carrera!”.

Ya en el liceo, Ana Lya expresaba preocupación por los derechos de las personas. Miraba más allá de lo que se debatía a nivel de enseñanza media. “El hecho de llegar a ocupar un cargo de Gobierno, en ese entonces, estaba muy lejos de sus aspiraciones, de sus expectativas de vida. Su meta era estudiar, conocer el mundo que estaba afuera”.

El año escolar terminó pero Sonia se volvería a encontrar con Ana Lya cuando ella entró a estudiar a la Universidad de Chile. Ahí conoció a Pola y Claudia Iriarte, hijas de Sonia. “Cuando la volví a ver, no había cambiado. Tenía intereses más públicos. Ya militaba en el partido socialista”.

José Antonio, el hijo mayor de Ana Lya, ya es abogado –también de la Chile y vive solo. “Lo tuvo en una época en que era muy valiente hacer algo así. No había una ley que amparara a las madres adolescentes para que pudieran seguir estudiando”, cuenta Pola y agrega que “ella contó con gran apoyo de su madre y de su abuela. Vivían las tres en las Torres San Borja. Ana Lya ofició de mamá en todo momento. Para todas partes siempre andaba con su hijo”.

Pola conoció a Ana Lya en las protestas estudiantiles. Era 1981 y ambas pertenecían a un pequeño grupo que hacía oposición desde la universidad. Vivieron toda la época de reconstitución de la Fech. Hacían desde café concert hasta tomas.

Desde el 83’ comenzaron junto a otros estudiantes un proceso de generación de organizaciones llamadas “de oposición democrática”. Ana Lya fue vicepresidenta del centro de alumnos de su facultad, uno de los pilares de la posterior Fech. Fue la figuración política más notoria que tuvo Uriarte en su época universitaria. Siempre fue patente su preocupación por los derechos humanos. “Ana Lya tiene una tradición política clara”, dice Pola

Más tarde Ana Lya se casó con Claudio Troncoso, también abogado con quien tuvo dos hijos -ahora de 15 y 12 años- y de quien se separó después.

CAUSAS NOBLES

Alfonso Insunza la conoció a fines de la década de los 80’, cuando ambos coincidieron en la Vicaría de la Solidaridad, donde ella trabajaba como abogada externa. “Es una mujer muy capaz y estudiosa. La recuerdo como una persona muy honesta y comprometida con el tema”, comenta el profesional.

A comienzos de los ’90, Ana Lya se fue a vivir dos años a Alemania junto a su marido, que había obtenido una beca en derecho internacional. Su interés por el tema ambiental habría comenzado a forjarse en ese viaje. Cuando volvió a Chile, Ana Lya comenzó a trabajar directamente en el Estado. Desde el INP, pasando por el Sesma, hasta llegar al Consejo de Defensa del Estado.

El vínculo entre Insunza y Ana Lya no concluyó en la Vicaría. El director de la Escuela de Derecho de la Universidad Arcis, reconoció la pericia de Uriarte en temas medioambientales. En 1998 la llevó a esa casa de estudios para que dictara la cátedra de Derecho Ambiental a los alumnos de cuarto año. “En una excelente académica. La traje por su especialidad medioambiental, que es una materia bastante compleja, que necesita un conocimiento profundo y que no todos los abogados dominan”.

WHO IS THAT GIRL?

“Con Ana Lya me encuentro ocasionalmente. Podemos sentarnos a conversar durante horas. Ella tiene una personalidad fuerte pero tampoco es conflictiva. Sabe perfectamente lo que quiere y va hacia allá.”, cuenta Pola. Los cercanos a Ana Lya aseguran que en el plano personal no se plantea grandes dudas. Dicen que es muy cariñosa y una excelente contadora de historias.

Es una mujer de bastante vida social. Dentro de sus actividades favoritas está juntarse con sus amigas a comer y tomarse algunos tragos. “Siempre me la encuentro en el Madras de la Plaza Ñuñoa”, cuenta Pola.

Tras pasar por la Vicaría, Uriarte se desempeñó como abogada del Instituto Nacional de Previsión (INP) y luego como jefa del departamento jurídico del Servicio de Salud Metropolitano del Ambiente (Sesma).

Clemente Pérez, socio de la consultora Sustentable, recuerda que cuando Uriarte se desempeñaba en ese organismo, la enfrentó en un juicio. Ella era abogada del Sesma y la tuvo como contraparte en un tema privado. Le pareció bastante estricta en su apego a la norma, exigente, “pero razonable en el sentido de que es posible llegar a un acuerdo con ella”, explica el ex candidato a diputado. Con Pérez se reencontrarán próximamente en la Universidad de Chile. Ambos dictarán cátedras en el magíster de Derecho Ambiental que imparte esa casa de estudios.

Sin querer queriendo, la especialidad del derecho ambiental puso a Ana Lya en la línea de fuego como abogada del Consejo de Defensa del Estado (CDE). Ahí debió enfrentar casos tan emblemáticos como la contaminación del santuario Carlos Anwandter, en Valdivia, y la muerte de los cisnes de cuello negro. La unidad ambiental de CDE, donde se desempeñaba Uriarte, participó en la demanda contra Celulosa Arauco y Constitución por ese desastre ecológico. También en el proceso contra la tala ilegal de alerce en la X Región.

Estos días se ha sabido que el presidente del CDE Carlos Mackenney y la ministra Paulina Veloso, habrían recomendado su nombre a Michelle Bachelet. Hoy, la abogada experta en derecho ambiental lleva la voz cantante de la reforma que prometió la Presidenta al mundo ambientalista.

REACCIONES ADVERSAS

Su nombramiento como directora de Conama provoca cierta inquietud de sectores empresariales. Sobre todo por su participación en la demanda contra la empresa del grupo Angelini, aunque también fue una sorpresa para el mundo político, como ha sido la tónica de la Presidenta Bachelet. “Es una persona técnica, de bajo perfil. Los otros directores de la Conama han sido más políticos, como Saball, Egaña, Blanlot”, dice Rodrigo Pizarro, director ejecutivo de Fundación Terram.

Ese apego a la norma puede transformarse en un dolor de cabeza para los incumplidores de la legislación, piensan al interior de la Conama. “Si ella no puede hacer las cosas que el país necesita en materias medioambientales, nadie puede”, dice una abogada que la conoció en estos años.

No sólo su participación en el caso Celco genera aprensiones en el sector empresarial. “El temor es que tenga un sesgo antiempresa por venir de las filas del socialismo y por su militancia en determinadas ONG de la izquierda más dura”, explica un cientista político experto en medio ambiente. Uriarte es considerada adscrita al escalonismo, aunque otras personas opinan que ese es un cliché sin asidero.

En el mundo verde no todos canonizan a Uriarte. “A uno le gustaría ver a alguien que realmente sepa de ecología y medio ambiente en ese cargo, pero tenemos plena conciencia de que eso no va a pasar”, se queja Juan Pablo Orrego, coordinador internacional de Ecosistemas. “Sabemos que en Chile se prefiere en estos cargos a los animales políticos. Ya vimos lo que pasó con Adriana Hoffman”.

¿PERFIL NEGOCIADOR?

Lucio Cuenca, director de OLCA, conoció a la abogada en el Consejo de Defensa del Estado. “Nos tocó conversar con ella en algunos casos donde el CDE aplicó una política muy liviana de negociación con las empresas, como el caso de la empresa Manganesos de Atacama, en Coquimbo”.

Ana Lya era directora de la Unidad de Medio Ambiente y encabezó esas negociaciones. “El CDE aplicaba muy estrictamente esta lógica de los abogados que dice que es preferible un mal acuerdo a un buen juicio”, dice Cuenca, quien tiene poca expectativa en Uriarte porque “ella rápidamente accede a negociar con las empresas. Los empresarios no deberían estar asustados con su nombramiento”.

El pasado viernes, sólo dos días después de su nombramiento, Uriarte llegó hasta las oficinas de calle Teatinos. Allí sostuvo reuniones con los distintos jefes de departamentos y preparó su desembarco oficial, programado para mañana.

En la Conama se repite la palabra “satisfacción” para calificar su llegada. “Tenemos una buena impresión de ella, aunque tampoco la conocemos tanto”, dice una fuente del organismo gubernamental. Esa satisfacción se basa en que “es necesario que lleguen personas con un perfil técnico y que asuman el cargo con propiedad desde el día uno”.

Esa pericia en el ámbito de los conflictos ambientales le juega en contra a la hora de pensar en ella como futura ministra del Medio Ambiente.

Según un conocido dirigente del mundo político-ecológico, “que hayan elegido una persona con bajo perfil en el medio ambiente, quiere decir que ese es el rol que le quieren dar a la entidad medioambiental. Y eso abre la posibilidad de tener una autoridad política en el ministerio. Sospecho que Ana Lya Iriarte se va a quedar en Conama y el ministro va a ser otra persona”. LND