Junto con la muerte de los cisnes y del Santuario de la Naturaleza, muere el futuro desarrollo de Valdivia y la institucionalidad ambiental chilena.

1. El gobierno mintió cuando le pidió a la comunidad que confiará en las decisiones que se tomarían luego de conocer el Estudio científico que se encargó a la Universidad Austral en Valdivia. Este valioso Estudio y sus conclusiones motivaron la recomendación correcta del Comité de Fiscalización (COF) de cerrar preventivamente esta industria para evitar que siga contaminando nuestros ríos. Pero, nuevamente, como ya ocurrió el año 1998, los miembros de la COREMA levantan la mano para aprobar ciegamente, sin la valentía de cuestionar una orden enviada desde fuera de la región y escrita sin fundamentos técnicos.

Que la planta de celulosa siga funcionando es una decisión del Presidente de la República, quien autoriza a que esta industria siga depositando sus desechos tóxicos en el río cruces por mas de dos años, condenando a Valdivia a quedar marcada por la contaminación.

Seis meses de espera para que un Estudio nos dijera la verdad y, el gobierno, en vez de cumplir su palabra, privilegia sus intereses con el grupo económico Angelini, dueño de la planta, y opta por la impunidad de sus acciones.

2. Las leyes ambientales actuales son hoy letra muerta y ya no sirven. Junto a nuestros cisnes muertos enterramos hoy estas leyes, sus reglamentos y sus normas.

- No descasaremos hasta que nuestro patrimonio natural sea recuperado y los cisnes puedan volver. Si ellos vuelven será un signo de que la vida puede renacer.

- No validaremos los intentos de la CONAMA de aparentar que reparan el daño ambiental, sentando a los culpables junto a la comunidad. No validaremos conductas irresponsables y ofensivas de la dignidad ciudadana.

- No permitiremos que CELCO siga tranquilamente descargando sus desechos tóxicos en nuestros ríos exponiendo la salud de nuestros hijos y comprometiendo la belleza y la identidad de Valdivia. No permitiremos que su basura contamine nuestra región.

- No avalaremos un circo de compromisos y ofertas de un futuro cambio ambiental, sin que esto este demostrado en actitudes y acciones de que nuestros derechos ambientales serán respetados.

Como ciudadanos y ciudadanas nos levantamos por la indignación y alarma que nos provocó la muerte de los cisnes de cuello negro y la destrucción del Santuario de la Naturaleza. Alertamos y fundamentamos, a quienes quisieron oirnos, sobre los efectos de la contaminación del agua y el aire en la salud de nuestras familias y las actividades económicas de un importante sector de nuestra comunidad.

Tomamos conciencia sobre esta realidad y lucharemos por nuestro derecho a vivir en una ciudad y región libre de contaminación, a proteger y defender nuestro patrimonio natural que es la base de nuestra identidad y un pilar fundamental para el futuro desarrollo económico y cultural de nuestra región.