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Fuente: www.elsur.cl/ (15/06/05)

Más allá de Celco
Los “arreglos” medioambientales
  • Mientras la institucionalidad ambiental no cuente con la independencia necesaria seguirá débil. Esa es la conclusión de científicos, parlamentarios y ecologistas que ven en el caso Celco un problema país que comienza a pasarle la cuenta a la política verde de Ricardo Lagos.


Carolina Parada Gavilán
Ilustración: Domingo Baño A.

      Oscar Parra, director del Centro de Ciencias Ambientales Eula de la Universidad de Concepción, regresó el miércoles a Chile desde Nueva York. A su llegada tuvo un ineludible encuentro con la prensa. El centro que dirige saltó a los titulares de la noticia luego que EL SUR diera a conocer que la empresa Celco presentó a la Corte Suprema un estudio cuya elaboración adjudicó a Eula. Dicho informe fue uno de los aspectos clave en la decisión de revocar el fallo de la Corte de Apelaciones de Valdivia que, a fines de abril, decretó el cierre de la planta de celulosa en dicha ciudad. Celco entonces podía seguir funcionando.
      Pero Eula jamás elaboró tal informe. La empresa explicó que se trató en un “error involuntario”.
      Las repetidas menciones al centro ambiental y a la Universidad de Concepción en la prensa nacional obligaron a Parra a dirigirse a la rectoría apenas pisó la ciudad. “Me reuní con el vicerrector y acordamos que ésta es la oportunidad para hacer ver que el sistema no está funcionando globalmente”.
      Oscar Parra quiere analizar los acontecimientos desde una visión más amplia y por eso aceptó sin mayor resistencia las explicaciones que telefónicamente le dieron los directivos de Celco. “Me llamaron de la gerencia para decirme que iban a salir las aclaraciones pertinentes”, acota. Su perspectiva va más allá del conflicto que vive la empresa y apunta a la débil institucionalidad chilena en materia medio ambiental, aspecto que comienza a ser percibido en el exterior, tal como lo ejemplifica con un original “souvenir” que trajo de Estados Unidos: un recorte de la página editorial del New York Times denunciando los graves problemas que vive el alerce chileno.
      “Aquí hay un problema de fondo. Nuestro vacío ambiental es tan grande que estos problemas van a continuar si no solucionamos esto de raíz”, opina. Y para dejarlo más claro todavía Oscar Parra invierte una de las frases emblemáticas de Ricardo Lagos: “Aquí no están funcionando las instituciones”.
     
     Visión equivocada
     
      En la misma línea el presidente de la Comisión de Medio Ambiente del Senado, Antonio Horvath (RN), señala que el gobierno está en una posición ambiental equivocada, pues “cree que solamente se resuelven los problemas por la vía del crecimiento económico, pero si éste no se da en armonía con el medio ambiente nos ponemos la soga al cuello”.
      El senador acusa fallas a la Ley de Bases del Medio Ambiente promulgada en 1994. Una de ellas es que no establece la obligatoriedad de estudios previos de localización de los proyectos públicos y privados. “En el caso Celco se ha demostrado que la localización es inadecuada”. Coincide en esto con Oscar Parra: “El problema radica en que se haya aceptado la localización de la planta sobre un santuario, ¿quién tiene la culpa ahí?”, pregunta.
      Horvath critica también el menor rango jerárquico que tiene la Conama respecto de los Ministerios políticos. “Tengo el máximo respeto por las personas que integran la Conama pero es un organismo sin jerarquía dentro de la administración pública. ¡Los ministerios hacen y deshacen con ella!”, reclama. Precisamente, que Conama dependa del Ministerio Secretaria General de la Presidencia la ha convertido en blanco permanente de críticas debido a su actuar bajo instrucción política.
      Como botón de muestra están las renuncias de los directores ejecutivos del organismo que no logran imponer criterios técnicos a las carteras que integran el Consejo Directivo de Conama. “No duran mucho en sus cargos porque son sometidos a presiones de todos lados”, indica Horvath. (ver recuadro)
     
     Política del telefonazo
     
      Otra acusación que se repite es la relación entre el sector privado y funcionarios del gobierno. “Para nadie es un misterio que personeros de la empresa Celco ocuparon cargos en los gobiernos de la Concertación”, acusa Horvath. Es el caso de Alberto Etchegaray, presidente del directorio de Celco, quien fue ministro de Vivienda y Urbanismo en el gobierno de Patricio Aylwin. Pero no es el único. El propio Anacleto Angelini -propietario del Holding Arauco al que pertenece Celco- se ha mostrado cercano a partidos de la Concertación, especialmente a la Democracia Cristiana. Más aún, uno de los hombres fuertes del grupo Angelini es Felipe Zaldívar Larraín, hermano de los senadores DC Andrés y Adolfo Zaldívar.
      Para el economista y ambientalista Marcel Claude son estas las relaciones que constituyen el fondo del problema ambiental en Chile. Para él, la Concertación ha tenido que negociar para mantenerse en el poder y en esa política de acuerdos se debilita el rol del medio ambiente en el desarrollo. “La mayoría de los macroproyectos tiene que ver con el medio ambiente y el gobierno negocia con los cabezas de esos grupos que además financian sus campañas políticas”, acusa Claude.
      Por eso, para el controvertido economista, el problema no es si la Conama tiene o no categoría de Ministerio,”porque mientras en Chile siga operando la “política del telefonazo”, las cosas no van a cambiar”.
     
     Tratados incumplidos
     
      En este complejo panorama casi no causa extrañeza encontrarse con una Tratado Internacional al que Chile adscribió pero que sencillamente no cumple. Es el caso de la Convenio de Ramsar, relativo a los humedales de importancia internacional como hábitat de aves acuáticas, suscrito en Irán en 1971.
      Chile ratificó este convenio en 1981, a la vez que incorporó a la Lista de Humedales el Santuario de la Naturaleza Carlos Andwanter, y se comprometió a velar por su preservación. Pero en octubre del año pasado los cisnes de cuello negro, un emblema ambiental y turístico del humedal, comenzaron a morir.
      De allí que el senador Horvath sostenga que en el caso Celco “el gobierno falta a un compromiso internacional” y que -en conjunto con parlamentarios de otros países de Latinoamérica y el Caribe- impulsará la creación de una Corte Internacional de los derechos ambientales porque “en nuestros países firmamos tratados que después nadie cumple”.
      Al respecto el director regional de la Conama Biobío, Bolivar Ruiz, indica que “en Chile somos campeones mundiales para firmar tratados”. Y ¿quién vela por ellos? “Hay que preguntar en el Ministerio de Relaciones Exteriores que recién ahora está creando una Oficina de cumplimiento de tratados”, responde Ruiz y agrega: “si le hubieran dicho a la Conama ‘vele por los Ramsar’, estoy seguro que habríamos tenido una propuesta de manejo de los humedales”.
      Lo más sorprendente es que este Tratado jamás fue considerado en toda la trayectoria de la instalación de la planta de celulosa en la zona. Ni siquiera en el Estudio de Impacto Ambiental, donde los grupos ambientalistas se movilizaron para manifestar los efectos que la planta podría tener en el Santuario. Evidentemente tampoco pesó en la última decisión de la Corte Suprema. “Si usted supiera la cantidad de procesos, incluso judiciales, donde los tratados de tipo ambiental ratificados por Chile son desconocidos incluso a nivel de jueces, se le caería el pelo... A mi se me cayó por eso”, concluye Bolívar Ruiz.
     
     Bolívar Ruiz, director regional Conama:
     “Se acabó la dicotomía economía-medio ambiente”

     
      A Bolívar Ruiz le molesta que cuando estallan conflictos ambientales las acusaciones apunten directo a Conama, porque dicho sea de paso cuando se habla de institucionalidad ambiental no sólo compete a la Comisión Nacional del Medio Ambiente. Más aún, ésta sólo tiene funciones de coordinación de los distintos servicios públicos que se relacionan con temas ambientales como el Servicio Agrícola Ganadero, SAG; la Corporación Nacional Forestal, Conaf; el Servicio Nacional de Pesca, Sernapesca; la Dirección General de Territorio Marítimo y Marina Mercante, Directemar y Servicios de Salud.
      Tampoco acepta “versiones injuriosas” como las del diputado Guido Guirardi (PPD) quien expresó que la Conama debe ir al tacho de la basura. “Los funcionarios de Conama es lo mejor que tiene Chile en materia ambiental”, enfatiza.
      Pero sí transa en dialogar respecto de la institucionalidad ambiental de Chile que para él es resultado de “concesiones establecidas en los años duros de la transición por un gobierno que debía andar en puntillas para no quebrar ningún huevo”. En otras palabras indica que “la Ley de Bases del Medioambiente fue lo menos malo que pudimos sacar, muchos de nosotros queríamos ir más allá”. Recuerda que él mismo propuso en 1992 la incorporación de la figura del delito ecológico. “Hoy existe consenso en que hay que incorporar a la legislación esta figura pero en ese momento casi me lincharon, me dijeron que era una monstruosidad jurídica”, rememora.
     
     Directores “fusibles”
     
      Si bien reconoce que la actual Ley 19.300 no responde a las necesidades del Chile actual, él prefiere mirar la mitad llena del vaso y situar las cosas en su contexto. “¿Usted cree que el caso de la celulosa de Valdivia o Itata habría tenido este impacto sin Ley del Medio Ambiente?”. Y responde él mismo. “Habría importado un soberano pepino”.
      Para Bolívar Ruiz lo urgente ahora es cómo mejorar la implementación de la Ley de Base. También cree imprescindible dar a la Conama un rango ministerial para que tenga el peso político e institucional suficiente para poder influir en los demás ministerios. “La Conama está mal diseñada y se les pide a los directores ejecutivos más de lo que legalmente pueden hacer. Entonces actúan como fusibles”, acota.
      Para el directivo regional el tema medioambiental debe entenderse como una preocupación del país porque tiene que ver con la supervivencia de la capacidad competitiva económica que tiene Chile. “Se acabó la dicotomía economía-medio ambiente, son parte de una misma cosa y eso lo tiene que entender la sociedad chilena, los empresarios y en el gobierno, especialmente en algunos ministerios tradicionales donde hay depredadores que dejarían pálido al más depredador de los empresarios”, señala.
     
     Historia de rotaciones
     
      Desde su creación, en 1994, la Comisión Nacional del Medio Ambiente, Conama, ha tenido seis directores ejecutivos y un primer secretario ejecutivo. Casi todos ellos se han alejado de su cargo en medio de conflictos ambientales o desaveniencias con la Subsecretaría General de la Presidencia, cartera de la que depende.
     
     Rafael Asenjo Luego. Primer secretario ejecutivo de Conama, abogado y uno de los artífices de la actual Ley de Bases del Medio Ambiente. De gran manejo político, tuvo la habilidad necesaria para lidiar al interior del gobierno, sobre todo frente a carteras como Economía y Hacienda. Posterior a su salida ocupó el cargo de director ejecutivo del Fondo del Medio Ambiente Mundial en programa de la ONU par el Desarrollo, Pnud, en Nueva York. Actualmente se despeña como investigador del Centro de Estudios para el desarrollo, CED, órgano vinculado a la Concertación.
     
     José Goñi (1994-1995). El ingeniero comercial fue el primero en asumir la dirección ejecutiva de la Conama una vez que entró en vigencia la Ley de Bases del Medio Ambiente. Enfrentó el primer gran conflicto ambiental de los gobiernos de la Concertación: Ralco. En ese contexto se recuerda la famosa frase del Presidente Eduardo Frei: “Nada detendrá el desarrollo de este país”. Posteriormente partió a Suecia e Italia como embajador de Chile. Hoy está a cargo de la oficina de la Universidad de Concepción en Santiago y de la Casa Ciudadana en Hualpén. Aspira a postularse al parlamento por el distrito 43.
     
     Viviane Blanlot (1995-1997). Le tocó vivir los momentos más duros del conflicto Ralco hasta que finalmente presentó su renuncia. Pese a que explicó que lo hacía “por motivos estrictamente personales” las versiones extraoficiales apuntaron a que el gobierno le solicitó dejar el cargo debido a las continuas exigencias que ésta colocaba a los proyectos ambientales. Más tarde asumió la secretaria ejecutiva de la Comisión Nacional de Energía, cargo del que se alejó en medio de una fuerte polémica. Actualmente trabaja en el mundo privado para la empresa consultora IGT.
     
     Rodrigo Egaña (1998-2000). Pese a ser duramente cuestionado por el mundo ambiental por su escasa experiencia en estas materias al momento de asumir el cargo, ha sido el único el terminar su mandato sin mayores conflictos. Actualmente es el subsecretario de la Presidencia.
     
     Adriana Hoffman (2000-2001). Connotada bióloga y ecologista, fue designada por el Presidente Ricardo Lagos. Su gestión estuvo cuestionada desde sus inicios por sectores empresariales. No tuvo respaldo político y su renuncia fue inevitable. Luego asumió la dirección del Centro de Estudios Ambientales del Parque Santiago, cargo que dejó como un gesto de protesta frente a la aprobación de la construcción de la Radial Nororiente, autopista que segmentó dicho pulmón verde. Sostiene que para el gobierno chileno el tema medioambiental no es prioritario y que nunca más en su vida aceptará un cargo público. Hoy trabaja para la ONG Defensores del Bosque.
     
     Gianni López Ramírez (2001- 2004). Su primera gran tarea fue precisar una nueva agenda ambiental para Chile hasta el año del 2006, diseño que no alcanzó a concretar. El alejamiento de su cargo se debió a diferencias de enfoques y objetivos con el ministro Secretario General de la Presidencia, Francisco Huenchumilla, quien le pidió la renuncia. Uno de los motivos de la discordia fue el proyecto de ley sobre “bonos de descontaminacion” que el gobierno se empeñaba en aprobar en el parlamento pese a la dura oposición de grupos ambientalistas.
     
     Paulina Saball (2004-) Asistente social. Hasta antes de ser nombrada se desempeñaba como subsecretaria de Bienes Nacionales y se le considera muy cercana al ministro de Vivienda, Jaime Ravinet, ha sido cuestionada por los círculos ambientalistas por su escasa experiencia. Sólo se conoce su trabajo en algunas ONGs.