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El Proyecto minero de Pascua Lama
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Celco contamina Rio Cruces
Fuente: The Economist (23/06/05) Chile. Glaciares versus oroCOMO muchos países latinoamericanos, Chile ha empezado recientemente a preocuparse más del ambiente. Una ley relativamente nueva les exige a los promotores de grandes proyectos de inversión que presenten estudios de impacto ambiental. Pero son los ministros, más que la Comisión Nacional de Medioambiente, quienes finalmente deciden si los proyectos pueden ejecutarse. Esto comienza a preocupar a los chilenos y está causando problemas a las compañías que pensaron que la aprobación gubernamental era suficiente. El caso más polémico involucra a una planta de celulosa de US$700 millones abierta el año pasado cerca de Valdivia, en el sur de Chile, por la empresa Arauco, subsidiaria del grupo Angelini, un gran conglomerado familiar. En enero la planta fue cerrada durante un mes por la Comisión. Ahora ha cerrado indefinidamente, después que las protestas públicas y la presión de los medios de comunicación llevaron a los funcionarios medioambientales a restringir su permiso para operar. La planta es más grande que lo autorizado y se construyó al lado de un humedal protegido, en el que descarga sus vertidos. Es como poner el inodoro en tu sala, dice Fernando Dougnac, un abogado ambientalista. Las protestas estallaron el año pasado cuando algunos de los cisnes de cuello negro de los humedales, que son especies relativamente raras, empezaron a morir y otros volaron lejos. La empresa niega cualquier responsabilidad por esto. Pero dos informes independientes encontraron que los vertidos probablemente acabaron con las plantas que servían de alimento a los cisnes. Un segundo caso involucra a Pascua-Lama, una mina de oro a tajo abierto por valor de US$1.4 mil millones, que está tratando de instalar la empresa canadiense Barrick Gold. La mina se instalaría en la cumbre de la cuenca hidrográfica andina entre Chile y Argentina. En 2001, Barrick obtuvo un permiso ambiental, pero archivó el proyecto porque el precio del oro era bajo. En diciembre último presentó de nuevo un estudio de impacto ambiental para el proyecto (ligeramente modificado), pero aún tiene que obtener la aprobación. Consiguir un permiso ahora en Chile es probablemente más difícil que en Quebec y Ontario, dice John McDonough, el jefe de Barrick para Chile y Argentina. Los agricultores temen que el proyecto Pascua-Lama aumente la acidez de los ríos cuyas aguas riegan los cultivos de uvas de exportación. Los ecologistas se oponen al plan de Barrick de eliminar parte de tres pequeños glaciares. Los funcionarios medioambientales le han pedido a Barrick que instale una parte de la mina en el subsuelo, para proteger los glaciares. Al igual que con la planta de Valdivia, el resultado es incierto. Lo que está claro es que la opinión pública está empezando a impulsar la política medioambiental. Bajo la dictadura del General Augusto Pinochet, 1973-90, los grupos empresariales siempre consiguieron hacer las cosas a su manera. Ahora, un Chile democrático está buscando un nuevo equilibrio entre el desarrollo y el ambiente. |