Fuente: ceppas.org, 09/12/2008

 A través de estas jornadas buscamos promover la discusión sobre formas alternativas socio-políticas de desarrollo sustentable en las relaciones de los hombres y las mujeres en y con la naturaleza. Además se invita a problematizar y analizar diversas perspectivas sobre las cuestiones del desarrollo, la industrialización y la producción de bienes.

En tiempos en que la evidencia del cambio climático expresado en el calentamiento global, producto de la deforestación y contaminación, entre otras formas de intervención sobre la naturaleza, consideramos y sostenemos la necesidad urgente de reflexionar sobre el carácter destructivo e insustentable de las formas de producción y consumo de las relaciones sociales capitalistas. En este sentido, buscamos contribuir a la socialización de información y el desarrollo de discusiones que permitan que aporten a la construcción de una praxis alternativa.

Los impactos ambientales no se encuentran disociados de las grandes problemáticas sociales y económicas que acontecen en nuestro planeta. Por ello, flagelos como la pobreza, la desigualdad y el hambre deben ser contemplados a la hora de abordar estas discusiones.

Creemos que realizar preguntas como el por qué y el para qué, y al servicio de quiénes se encuentra el uso, manejo, y aprovechamiento de los recursos naturaleza, son vitales a la hora de abordar cualquiera de estas cuestiones relevantes, de carácter social y ambiental. No solo dan cuenta del entramado e intereses socio-económicos de las actividades extractivas sino que refuerzan la noción del carácter histórico y, por ende, mutable y perenne del paradigma hegemónico.

En Latinoamericana en los últimos tiempos se han fortalecido diversos mecanismos específicos de saqueo y contaminación de recursos naturales y culturales. La relación Sur-Norte se constituye en una lógica de expoliación y extracción de bienes comunes. Esta tiende a la profundización de las problemáticas ambientales y socio-económicas que ya tienen larga data en nuestra región.

En el presente, estas problemáticas ambientales no tienen fronteras. Se manifiestan indistintamente en un continuum rural- urbano que exige la preocupación permanente de quienes utilizan los recursos para la producción, pero también, de aquellos que desde las regiones urbanas o periurbanas consumimos esos recursos de manera indiscriminada. El aporte de las grandes ciudades a los procesos de contaminación vuelve sin remedio a sus habitantes, y golpea con mayor impacto en los sectores más desprotegidos de la población. En la actualidad, resulta fundamental la discusión sobre una organización ecológica de las ciudades y sobre una mirada responsable desde la perspectiva del consumo.

La oferta y demanda de energía como temas acuciantes de agenda se hacen cada vez más presentes en la sociedad. La energía constituye una parte fundamental del engranaje social, productivo y económico imperante. Aquí nuevamente nos tenemos que preguntar por qué, para quién y para qué. Plantear que el problema energético se debe a un derroche en el consumo individual es trasladar el eje de la discusión por fuera de lo que remite a los grandes demandantes, sean especialmente mineras e industrias. Hoy, el tema de la contaminación está cuestionando la idea de progreso tal como ha sido concebida, y exige hacer un foco central en la noción de desarrollo, actualmente enfocada en la producción de bienes masivos.

La expansión indiscriminada de la minería ha establecido una nueva forma de la conquista de la naturaleza no sólo ambiental, sino además, de la naturaleza social. La expropiación económica y ambiental que establece el entramado de producción minera promueve la ruptura de redes sociales locales, la exportación de recursos que no se contabilizan y la contaminación de los recursos que son explotados y permanecen en el área de acción. 

La creciente concentración del control de la cadena alimentaria en manos de oligopolios ha generado una fuerte inseguridad alimentaria y una paulatina perdida del control y manejo social de la producción de alimentos. El modelo imperante amenaza las diferentes formas tradicionales de relacionarse con los alimentos negándolo como una expresión cultural, como una forma específica de relación entre los seres humanos y su territorio. Al mismo tiempo, pone en peligro la provisión cualitativa y cuantitativa de los nutrientes necesarios para una alimentación digna. Finalmente, incrementa la vulnerabilidad del acceso a los alimentos en una forma saludable y diversa por parte de los sectores más excluidos.

Si bien los sectores excluidos son, de manera extensiva, los más perjudicados, a la hora de abordar temas ambientales y consecuencias del modelo hegemónico no hay distinción de clases, género ni religión. Por ende, es primordial la discusión de alternativas que impliquen la mejora de la calidad de vida de las generaciones presentes y venideras, teniendo como principio movilizador la construcción de nuevas perspectivas. Sin embargo, esta construcción no puede ser realizada en el nivel individual, sino a través del trabajo colectivo con una mirada articuladora entre lo local, lo regional  y lo global.

Jueves 11

16hs.  Mesa de Apertura “Ecología y política”.

 Héctor Alimonda - Grupo de Ecología Política de Centro Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO)

17.15hs.Mesa- taller “Ecología Urbana”

 Félix Cariboni

18hs.  Mesa- taller “Modelo agroalimentario”

 Frente Popular Darío Santillan

 Red Tacurú

 Soledad Vogliano - Apoyo técnico de ECUARUNARI-CONAIE (Ecuador)

18.45hs. Corte

 
19hs.  Avanzando en el debate. 

Viernes 12

16hs.  Proyección

 Simplicidad Voluntaria y Decrecimiento

17.15hs.Mesa- taller “Minería”

 Maristella Svampa - Investigadora Independiente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET)

 Félix Herrero - Grupo MORENO

 Javier Rodríguez Pardo - Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC) / Red Nacional de Acción Ecologísta (RENACE)

19hs.  Debate. Ejes: Soberanía Energética y Soberanía Alimentaria.