Conflictos ambientales en Argentina

Fuente: Agencia Pulsar 07/10/2004

Linea minera
Al final, las cuentas las paga el pueblo

Relacionado:

En las facturas de luz que emite Energía San Juan S.A, dice que los sanjuaninos pagan el transporte de la energía que consumirá Barrick Gold.

Cuesta creerlo pero es cierto. En las facturas de luz que emite Energía San Juan S.A., se puede leer el item “Fondo para la línea de interconexión de 500 KV", que no es otra cosa que “la línea minera” de energía, reconocida incluso por el oficialismo gobernante.

Se trata de un tendido que une Mendoza con Tucumán, en una primera parte, y para ello habrán de empalmar Paramillo y San Jorge, San Juan capital, Jáchal, Gualcamayo, Villa Unión y Nonogasta.

Continúa por Chilecito y Aimogasta en la provincia de La Rioja, y entra en Belén, Agua Rica, Alumbrera y Andalgalá en Catamarca. Un mapa que produce escalofríos, porque la “línea minera” se extiende a Barreal y Pachón, lugares de próximos emprendimientos mineros y donde fuimos invitados a exponer en reuniones con la Junta Vecinal.

No son los únicos, Cosposo, Guaimallán, Rodeo, Veladero y Pascua Lama, completan el plan inicial de energía para las empresas mineras. La vergüenza continuará con más de treinta proyectos de extracción mineral a tajo abierto y sopa química, que penden sobre la cabeza del pueblo cuyano, en las altas cumbres de la Cordillera de los Andes.

Por lo pronto, el pueblo sanjuanino ya está pagando en las boletas de luz la siniestra imposición de un gobierno que lo obliga a costear el transporte de la energía hasta los yacimientos de las multinacionales y terminará pagando también el consumo de energía.

Una nueva forma de piratería negociada con el FMI y la deuda externa del país. Eso está claro. Menem entregó el país privatizando sus mejores empresas, y ahora le toca el turno a sus recursos naturales a través de otro gobierno tan continuista como aquél, que aplica incluso toda la batería legislativa que instalaron el ex presidente riojano y Bush padre. El tendido eléctrico habrá de recorrer la ruta 40 y de allí saldrán breves conexiones hacia la montaña, hasta el mismo yacimiento de Veladero y Pascua Lama, hacia las plantas de extracción, trituración y procesado.

Las monedas que obtiene el país (3% de canon), se diluyen al restar los compromisos que le restituyen al inversionista todos sus costos operativos e impuestos a las ganancias, entre otros.

Veladero dejaría escasos ciento cincuenta millones de pesos (cincuenta millones de dólares) al cabo de 16 años, pero al pagarle la “línea minera”, ese dinero y mucho más, retorna a las arcas de Barrick Gold.

Una vez más, como se pretendía con el Cordón Esquel, el pueblo no sólo pierde sus recursos, sino que encima paga para que lo despojen y siembren su Cordillera con el mayor cóctel químico a disposición del hombre que, como afirma la Universidad de Alemania, “se trata de la sociedad letal de dos industrias, la química y la minera”, refiriéndose a la magnitud de compuestos químicos a que recurre esta tecnología extractiva.

San Juan insiste con que el agua vale más que el oro, y pregona que si cada sanjuanino aportara un peso con cuarenta centavos por mes, durante el tiempo que tardará la Barrick en derribar el cerro Penélope y otras montañas, obtendría el mismo importe que ofrecen las ridículas regalías que mencionamos en este informe.

Hoy esta propuesta provoca mayor indignación popular, cada vez que el vecino procede a juntar el dinero para pagar la boleta de la luz. Y pudimos comprobar en los debates, al recorrer la provincia, que la “línea minera” podría servir para otro proyecto de país que no es precisamente el que proponen las cúpulas gobernantes, las transnacionales, el FMI y el Banco Mundial.

En estos términos se discute hoy en la provincia de San Juan, en la universidad, en cuanta conferencia y charla estuvimos, en los medios de difusión, en alguna cátedra, colegio o junta vecinal, por cada uno de estos pueblos cuyanos, no hay otro tema que no sea el rechazo más categórico al veneno minero y al saqueo de que está siendo objeto el pueblo.

Un sistema de extracción que hemos definido como “a lo bestia”: pulveriza montañas a pura dinamita, revienta glaciares, destruye vegas, contamina acuíferos, pueblos y cultivos. Para dejarnos luego escombreras, drenajes ácidos y desolación, sin poder rescatar un sólo pueblo que con la minería haya pasado la raya de pobreza: donde no llega el ojo humano, llega el cianuro que atrapa hasta un 98% de oro diseminado en las rocas.

Un solo anillo de oro, inferior a una onza, se obtiene de tres toneladas de roca, pero deja veinte toneladas de escombros. La rentabilidad es posible de esta manera. Qué a nadie se le ocurra pensar en otro sistema de extracción o que hay otras formas para obtener el mineral, sin contaminación y con impacto ambiental mínimo. Los otros sistemas no son rentables. Si sacar el oro pudiera costar más o igual que su valor en el mercado, la respuesta imperial es: “no hay oro”.(NO A LA MINA)