|
|
Relacionado: Conflictos ambientales en Ecuador
Comité de Prensa por Morona Santiago - Comunicaciones OLCA,
7 de noviembre de 2006
Pueblo originario del Ecuador deporta a minera estadounidense de su territorio
El pueblo shuar habita en la amazonia ecuatoriana , principalmente en la
provincia de Morona Santiago.
Limón, Ecuador, 5 de noviembre de 2006
El 1 de noviembre de 2006 será recordado por siempre por el pueblo de los
shuar, uno de los pueblos originarios del Ecuador. En uso de sus Derechos,
ese día, más de medio centenar de personas, entre hombres, mujeres y niños
shuar, procedentes de diversas jurisdicciones de la provincia de Morona
Santiago, aprehendieron a los asalariados de la minera estadounidense Lowell
Mineral Exploration, incrustados en su suelo, y los expulsaron
definitivamente.
El suceso acaeció en la comunidad de Warints, enclavada en la Cordillera del
Cóndor, una de las zonas más biodiversas del planeta, a donde la
transnacional había llegado dos años atrás con el cuento de que se le había
concesionado 30 mil hectáreas de aquel territorio ancestral. Ya el 20 de
septiembre anterior, la asamblea de la comunidad había conminado
enérgicamente a Lowell a abandonar la zona, pero ésta, en un acto de
desafiante desacato, por el contrario, incrementó sus operaciones.
Los hombres y las mujeres unidos en la lucha
El 1 de noviembre, en la mañana, apenas clareaba el día, y divididos en tres
grupos, se encaminaron los defensores, al campamento de la minera gringa, en
Warints; las mujeres, con sus lanzas de madera, los hombres, con sus
carabinas de caza. Partieron desde Maikiuants, una comunidad vecina, a dos
horas de camino de la primera. En Maikiuants, se habían congregado,
procedentes de toda la región, los días 30 y 31 de octubre, para resolver el
problema. También se contaban algunos valientes representantes de los
pueblos mestizos de la provincia.
Los dos primeros grupos, compuestos sólo por hombres, se metieron por el
monte, para sorprenderle a la Lowell por la retaguardia. En tanto que el
tercer grupo, mayoritariamente femenino, tomó el camino público. Cuando éste
último llegó a Warints, las mujeres, los hombres y los niños que con ellas
venían, ocuparon la pista de aterrizaje y ahí se quedaron todo el día, sin
agua ni comida.
A este tercer grupo le fue imposible avanzar sobre el campamento de la
minera gringa, porque a la hora a la que había sido pactada la toma con los
dos primeros grupos, tuvo que repeler a un helicóptero que en su interior
transportaba un paquete mixto de policías y militares. Patricio González
Lobo, el cabecilla de la Lowell, al recibir los primeros informes de la
acción popular, lo había requerido, sumido en angustias.
El helicóptero pretendió más tarde aterrizar en Maikiuants, pero las cuatro
mujeres y los cuatro niños que se quedaron ahí para evitar los peligros, con
sus cuerpos lo repelieron.
A Warints, o se llega a pie, para lo cual se necesitan dos días de caminata,
o se llega por aire. De hecho, la comunidad crece alrededor de la pista, un
amplio campo cuadrangular recubierto de una hierbita parecida a la grama,
que sólo puede recibir a avionetas o helicópteros. No hay servicio
telefónico, el único medio de comunicación es la radio y la única radio que
funciona es la de la minera gringa. La luz es una agradable novedad de la
que Warints goza desde hace sólo dos años.
A las 17h30 de ese histórico 1 de noviembre, los defensores llegaron a la
pista de Warints, trayendo consigo a todos los asalariados. Ahí se
reencontraron con sus hermanas y empezaron una asamblea bajo la bóveda del
cielo. "¡No queremos que vuelvan nunca más!" fue el único mandato que el
pueblo le dio a González, en su condición de cabecilla de la minera gringa,
y que éste suscribió, como signo de haberlo entendido, asumiendo el
compromiso de hacerles entender lo mismo a sus patrones en los Estados
Unidos.
Al día siguiente, y antes del mediodía, todos los invasores habían sido
sacados fuera de este suelo sagrado, en una avioneta de uno de los servicios
aéreos de la región. Hacia las 11h00 de la mañana, descendió en Warints un
helicóptero enviado desde Quito, con aproximadamente 12 militares shuar, que
contrariamente a las disposiciones que habían recibido, apoyaron a sus
hermanos. "¡Ustedes mismo tienen que defenderse!", les dijeron.
"¡Nosotros quedamos ricos en territorio, para nuestros hijos!", se
regocijaba Mery Mashiant, una madre de 25 años que participó en la
operación. "Ellos [ la Lowell] estaban dañando nuestra biodiversidad,
nuestra agua", dijo. "Algunos niños de Warints y Maikiuants estaban
enfermos, les salían granos."
Cristina Antun, de 29 años, madre también de una niña de primer grado,
adelantó próximas deportaciones de transnacionales norteamericanas que
quieren convertir este Templo de la Amazonía, como se conoce a Morona
Santiago, en un desierto minero. "¡Con estas iras, vamos a seguir sacando a
las compañías! ¡Haber si cuando nosotros queremos entrar en su territorio,
nos dejan pasar!"
Comité de Prensa por Morona Santiago
|
|