Fuente: www.elmostrador.cl 18 de Marzo del 2006

Limitan extracción de aguas
Inédita medida permitiría recuperación de ecosistema del salar de Coposa

por  Octavio Rojo

Redes sociales y ambientales aplaudieron la decisión de la Corema de Tarapacá, que limitó la extracción de aguas subterráneas en el salar de Coposa por parte de la compañía minera Doña Inés de Collahuasi. Aseguran que esto se debió, en gran medida, a la acción ciudadana, que presionó para que ello no continuara ocurriendo.

La Comisión Regional del Medio Ambiente (Corema) de Tarapacá obligó a la compañía minera doña Inés de Collahuasi a que restrinja paulatinamente la extracción de aguas subterráneas en el salar de Coposa, con el objetivo de salvaguardar la existencia del ecosistema del humedal alto-andino.

Las redes ambientales y ciudadanas de la región calificaron la medida como "histórica" para el país, porque implica que en lo sucesivo ninguna minera
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podrá explotar indiscriminadamente el agua, a pesar de tener derechos constituidos; y que el desarrollo económico y la protección al medio ambiente no pueden seguir siendo contradictorios.

La decisión se adoptó luego que se analizara el comportamiento que ha tenido la vertiente del sector de Jachucoposa, cuyo caudal ha disminuido considerablemente en el último tiempo. Aunque las autoridades sostienen que la medida evitó que en el futuro se registrara un daño ambiental, las organizaciones locales aseguran que este ya existe.

Los informes preliminares de la empresa sostenían que a una tasa de extracción de 800 lt/s durante 25 años, la vertiente Jachucoposa (principal indicador sobre la salud del ecosistema) bajaría de 90 lt/s a 45lt/s; y lo que ocurrió en realidad es que a una tasa de extracción de 500 lt/s el caudal de la vertiente bajó en cinco años de 90 lt/s a 28 lt/s.

Al respecto, Claudio López, director de la Corporación Estudio y Desarrollo Norte Grande e integrante de la Red Puna Sustentable, considera que la resolución "desde una visión a corto plazo fue correcta", puesto que "se ajustó a la abundante evidencia e información generada por las instancias técnicas de gobierno, particularmente la desarrollada por la Dirección General de Aguas (DGA)".

López agrega que "la situación se agudizó durante los últimos 24 meses y en ese marco la situación del salar de Coposa se constituyó como la principal evidencia de la insostenibildad de las actuales lógicas que se usan para hacer que la región crezca y se desarrolle.

En tanto, Aníbal Manzur, doctor en geología que respaldó el informe presentado por las organizaciones a la Corema, indica que la situación del lugar antes de las extracciones de aguas subterráneas, en el año 2000, "era un ecosistema saludable, sujeto y adaptado lógicamente a la fluctuación de las condiciones ambientales de la región".

Dentro de los efectos negativos que se produjeron en el lugar, asegura que "hubo un impacto significativo sobre los caudales y el ecosistema asociado a la laguna de Jachucoposa, especialmente sobre el bofedal, y sobre los aspectos biológicos del agua".

El doctor en geología sostiene además que estos aspectos repercuten directamente sobre la cadena trófica. Pese a esto, indica que no cuenta con información para evaluar impactos en la fauna, ya que esto "depende de otros factores regionales, como la acumulación de afectaciones sobre el conjunto de salares altoandinos en la región".

De igual modo, López sostiene que el informe realizado por Manzur "ayudó a dimensionar que no estábamos en un escenario de mediano o largo plazo, sino que el estrés hídrico del bofedal y las graves consecuencias sobre el sistema, así como la complejidad de las diversas variables eran todas situaciones de corto plazo".

Recuperación del bofedal

Según López, no existe certeza que el bofedal se recupere, porque no son procesos cortos y responden a diversas variables. "En estos momentos no tenemos la capacidad de estimar un tiempo de recuperación, pero si por lo menos generaremos las instancias de participación para monitorear el plan de reducción gradual que la empresa debe implementar", afirma.

Opinión compartida, tiene Manzur dado que la extracción sólo se ha reducido en forma gradual. "Estamos frente a sistemas ambientales complejos y sólo un seguimiento de los elementos claves o indicadores del sistema pueden darnos una pauta de la recuperación. En este sentido, el elemento principal a recuperar son los niveles piezométricos de las aguas subterráneas y los caudales de las principales vertientes". Agrega que "a partir de allí es necesario establecer si se manifiesta una recuperación satisfactoria de los bofedales y ecosistemas acuáticos o si es necesario planificar otro tipo de intervenciones".

Por otra parte, López asegura que si la Corema no se hubiese pronunciado y la situación continuaba, "este ecosistema simplemente iba a desaparecer en menos de 36 meses".

Futuro del lugar

Si bien las organizaciones consideraron un buen paso que la minera restrinja paulatinamente el uso del agua subterránea, el futuro de lo qué va a pasar con el salar de Coposa, por estos momentos, es incierto.

Claudio López sostiene que "pese a que plan de disminución va a permitir que el bofedal se vaya recuperando, es muy difícil decir qué se va hacer, ya que sólo se trata de una extracción gradual de las aguas". Agrega que "hay que evaluar qué impacto va a tener Coposa, para realizar las gestiones para que el lugar se considere como reserva natural, o recinto turístico por parte del Estado".

López manifiesta, además, que como organización van a seguir tomando lo de Coposa como un centro de aprendizaje, ya que en el bofedal fue la extracción de agua que lo hizo mutar de ser un humedal a ser una zona semi desértica, y no ocurrió como en otros, donde la causa de esto eran los modelos de mitigación.