Conflictos ambientales en Argentina

Fuente: www.totalnews.com.ar 27/02/2006

Las huellas nocivas se sienten en el aire

Por Oliver Galak
LA NACION

En Cormina, se pueden observar los efectos de la producción de oro con cianuro

SAN JUAN (Enviado especial).- Lo primero que molesta es el intenso olor a azufre. A los 10 minutos, comienzan a arder los ojos y los labios. A la media hora, es la garganta la que pica.

LA NACION recorrió Cormina, un emprendimiento minero cerrado en los 80 que -según los ambientalistas- es una muestra de los efectos de la producción de oro con cianuro en el ecosistema.

Ubicada a 15 kilómetros de la capital sanjuanina, Cormina funcionó como pileta de lixiviación donde los productores mineros lavaban el material rocoso con una solución cianurada para extraerle los metales, como oro y plata. Procesaba en dos años la misma cantidad de material que Veladero -la mina considerada contaminante por los ambientalistas sanjuaninos- procesa en un día.

Aunque Veladero utiliza una tecnología más moderna, el empleo que hace del cianuro para la extracción de oro despierta en esta provincia los fantasmas de qué pasó con esos lugares en los que se realizó este tipo de explotación minera.

"Acá hay residuos de azufres, sulfatos y arsénico", dice Carlos González, directivo de la agrupación ecologista Inti Chuteh, para explicar las molestias que se hacen evidentes a los pocos minutos de visitar el lugar. En la pila de lixiviación crecen hoy unos arbustos pelados cuyos tallos de un verde amarillento nada tienen que ver con los de los arbustos que se ven a pocos metros de ahí. "Es porque lo que están tomando es todo veneno. Está saturado de metales pesados", afirma.

Junto a la fábrica abandonada, hay dos casas y chicos jugando.

La pila de lixiviación muestra una docena de enormes pozos. "Los hicieron para perforar la membrana y para que drenara el agua a las napas, porque antes se juntaba toda el agua de la lluvia arriba y los vecinos se quejaban del olor. Ahora, los vecinos no ven el agua, pero la contaminación es peor", señala González.

Barrick se ha comprometido, para cuando termine la explotación de Veladero (dentro de 17 años), a lavar su valle de lixiviación y dejar el entorno natural tal como lo encontró. Los ambientalistas dudan de que eso sea posible.

"Ellos dicen que cumplen con toda la ley, y es cierto. El problema es que las leyes no son buenas. Cormina también debe haber cumplido con todas las leyes", dice González, y recuerda el caso de Marayes, otro emprendimiento minero cerrado en los 80.

A dos horas de la capital provincial, hoy quedan unas 50 familias en Marayes. Entre los chicos se han detectado malformaciones, bronquitis crónica, hepatitis C, entre otras enfermedades. Inti Chuteh tomó testimonios a algunos pobladores. Son escalofriantes.

"Los niños se revuelcan en la tierra con cianuro y después andan enronchados -contó Oscar Herrera a los ecologistas-. Hay un pozo, y cuando vienen las lluvias sale toda esa mugre, cianuro y esas cosas, y corre por un arroyo. Las cabras toman agua y se cagan muriendo. Y los chicos juegan ahí. ¡Qué se yo!"