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Conflictos ambientales en Argentina
Fuente: IPS 3 de mayo 2006
La mancha del Tigre
Por Marcela Valente
BUENOS AIRES, 3 may (IPS) - A sólo 28 kilómetros
de la capital argentina, un paisaje único se abre
a los ojos del visitante en el delta del Tigre,
como se llama el tramo final del laberinto de
islas y cursos fluviales de variado tipo formado
antes de que el Paraná desemboque en el Río de la Plata.
Este escenario, que aloja una rica
biodiversidad y pintorescas viviendas erigidas
sobre pilotes, sufre una alta contaminación, que
ha sido denunciada sin éxito por los isleños desde hace por lo menos 20 años.
Pero ahora, a raíz de la repercusión de los
reclamos de vecinos de la oriental provincia de
Entre Ríos contra la instalación de dos fábricas
de celulosa en la costa uruguaya de un río
compartido, la voz de los habitantes del Tigre
comenzó a llegar a los lugares de toma de decisión.
Igual que lo ocurrido con los afectados por
la polución de la Cuenca Matanza Riachuelo, en el
sur de la ciudad Buenos Aires, las organizaciones
de vecinos del Tigre continental y de las islas
aledañas nunca fueron escuchadas. Empero, ahora,
la Secretaría de Política Ambiental de la
oriental Provincia de Buenos Aires, jurisdicción
a la que corresponde, dio curso a sus demandas.
El río Paraná desemboca en un amplio delta de
14.000 kilómetros cuadrados de superficie. Ese
sistema de ríos y arroyos constituye un humedal
que funciona como regulador de mareas
provenientes del Río de la Plata. Los vecinos que
viven en las islas conocen como pocos el
ecosistema y no le temen a las inundaciones.
El delta del Paraná, originado por la
deposición de sedimentos provenientes de toda la
Cuenca del Plata, se divide en superior, medio e
inferior desde su comienzo en la oriental
provincia de Entre Ríos y se introduce por el
norte en la provincia de Buenos Aires para terminar en la zona del Tigre.
Los sedimentos, que se depositan a razón de
200 millones de toneladas por año, hacen que el
delta crezca entre 70 y 90 metros en ese mismo lapso.
"Cuando hay inundaciones, los evacuados son
ribereños, nunca isleños, porque los isleños
estamos adaptados a este medio, construimos casas
altas y sabemos que el agua es parte de la
naturaleza", explicó a IPS Martín Nunziata,
residente en una isla y presidente de la
organización no gubernamental AproDelta.
La vida de los isleños está íntimamente
vinculada a la naturaleza. Para movilizarse
utilizan lanchas particulares o colectivas de uso
público y cuando el agua comienza a subir y se
temen las inundaciones ya tienen hecho su acopio
de alimentos y otros bienes como para afrontar un
aislamiento de horas o incluso días.
Estas inundaciones no son ninguna tragedia
para ellos, pues son parte de su vida.
El problema surge porque el delta del Paraná
se nutre entre otros ríos, del Reconquista, el
segundo curso fluvial más contaminado de
Argentina después del Riachuelo, que ya está en emergencia ambiental.
El río Reconquista es un brazo que llega
desde el sur y desemboca en el río Tigre, una de
las vías principales del delta hacia el Río de la Plata.
A la vera del Reconquista hay unas 12.000
plantas industriales extendidas a lo largo de 18
municipios de la provincia de Buenos Aires. Las
fábricas vierten sus residuos sin tratamiento.
Pero además faltan accesos a la red de cloacas y
de esa forma el río se transforma en un vertedero
de toda clase de contaminantes.
Hace una década, para neutralizar el impacto
de las inundaciones que afectaban a pobladores de
la ribera del río Reconquista y del Tigre, las
autoridades construyeron un "canal aliviador".
Desde entonces, frente a cada marea, los cauces
artificiales distribuyen la polución a toda la cuenca del delta.
"Yo vivo sobre el río Carapachay y cuando el
agua viene del Reconquista el río se pone negro y
se ven peces muertos o sobrevivientes que suben a
buscar oxígeno", contó Nunziata. En cambio,
cuando el agua baja y el río se alimenta del
Paraná, la situación mejora. "Lo que hay que
hacer es sanear el río Reconquista", concluyó el isleño.
En febrero, un grupo de vecinos denunció la
"contaminación y mortandad masiva de peces" en
tres ríos, un arroyo y en la desembocadura del
canal aliviador. De inmediato, la Secretaría de
Política Ambiental ordenó una investigación que
incluyó un recorrido por el delta del Paraná y
recolección de muestras de agua para analizar.
El informe, presentado en abril, confirma las
denuncias y recoge tanto el diagnóstico como las
propuestas de solución de vecinos y
ambientalistas. Los peritos detectaron "basurales
flotantes", "olores nauseabundos", "peces
moribundos boqueando en la superficie" y
"coloración oscura" del agua en múltiples zonas.
Los análisis de laboratorio ratificaron que
las aguas tomadas en el canal aliviador,
conectado al Reconquista, y en el río Tigre,
aguas abajo del mismo canal, tienen
"concentraciones elevadas" de metales pesados,
amonio, nitritos, sulfatos, hidrocarburos y
bacterias fecales, entre otros contaminantes.
"El problema es que hubo 400 millones de
dólares de préstamos internacionales para
construir obras que permitieran controlar las
inundaciones y sanear el río, pero los gobiernos
pasados sólo hicieron las primeras y no las
segundas", explicó Nunziata. Por eso el nuevo
canal aliviador expande la contaminación a la cuenca.
"Les advertimos entonces que, sin
saneamiento, todas las obras serían en vano,
porque se seguirían contaminando los ríos. Pero
no hubo voluntad política ni capacidad para
llevar adelante ese trabajo ni para inspeccionar
y cerrar las fábricas que no se adecuen a los
controles", denunció el activista.
Entre las propuestas recogidas ahora por la
Secretaría de Política Ambiental está la creación
de un Comité de Cuenca del Río Reconquista ,
proyectado y nunca concretado, y un programa
mediante el cual cada municipio involucrado sea
responsable de controlar el tratamiento o disposición final de los residuos.
Las autoridades también se hicieron eco del
reclamo para que funcionarios expertos,
ambientalistas y organizaciones de vecinos tengan
participación en ese comité, y del pedido para
que se construya un vertedero de cota en el
inicio del canal aliviador que cumpla con su
función original de aliviar excesos, sin contaminar.
Los funcionarios destacaron que los vecinos
piden que se cumplan las promesas de obras de
saneamiento y control de la contaminación
industrial del río Reconquista, sobre todo la
construcción de cuatro plantas de tratamiento que
están proyectadas desde hace ya una década.
"Es evidente que la Cuenca del Reconquista
está sobresaturada por vuelcos cloacales e
industriales sin adecuado tratamiento, que
superan holgadamente su capacidad natural de
autodepuración", reconoce el estudio
gubernamental. Sostiene que el río debería ser
declarado en "emergencia ambiental", igual que el Riachuelo.
Finalmente, el informe remarca la importancia
de sanear las cuencas que aportan agua al Río de
la Plata, fuente de abastecimiento de agua
potable de unas 14 millones de personas que viven
en la zona más poblada de Argentina.
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